El desafío sigue siendo quedarse en casa
Vivimos nuevas situaciones en torno al aislamiento social preventivo y obligatorio. La intensificación de controles, la irrupción del invierno y la ocupación de las camas en las Unidades de Terapia Intensiva de los hospitales, preocupan en las regiones más afectadas por la pandemia de COVID-19. Por eso, una nueva situación se viene a partir del 1 de Julio.
En medio del descontrol mundial por nuevos rebrotes de la enfermedad, el mundo se debate entre la vida y economía. En Argentina ensayamos un nuevo esfuerzo y decimos que hay que atender ambas realidades, y que asistimos a dos caras de una misma moneda. La pobreza pega en el mundo y la realidad del “parate económico mundial”, termina revotando también en nuestro país.
Siguen generándose nuevas ayudas económicas para quienes no pueden sustentarse económicamente. Lo cierto es que la realidad de nuestro país ha cambiado, no solamente por la forma de manejarse de la sociedad atemorizada por la pandemia, sino también por la toma de conciencia de que la pobreza pega fuerte y hay que pensar otro modelo más justo, más distributivo, que tienda puentes y disipe grietas.
Un nuevo esfuerzo de 17 días, pero que es de los dos lados: de la sociedad para volver a quedarse en casa, incluso en aquellas actividades que había sido liberadas con protocolos para volver a operar, y del gobierno por mantener ayudas que, con todos sus esfuerzos, tienden a resolver la situación apremiante que desde los que menos tienen, preocupa.
La pandemia nos obliga a repensarnos, el rol de un Estado fuerte que surge desde las cenizas para mostrar que sin Estado no hay posibilidades y la necesidad de entender que la concentración de capital solo lleva a las desigualdades más tiranas. La palabra INCLUSIÓN, que vuelve a hacerse conocida, la tarea luego de esta tierra arrasada que nos arroje la pandemia, será pensar en cómo hacer para estar todos incluidos en una nueva forma social que de la mano de la soberanía nos interpele para ser mejores.