¿Feliz día del Médico?

 

En el Congreso Panamericano de 1953 en Texas, Estados Unidos se propuso  celebrarse el 3 de diciembre de cada año, el Día del Médico, en homenaje a Carlos Juan Finlay Barrés, médico y científico cubano que descubrió que la fiebre amarilla era transmitida por un vector: el mosquito Aedes aegypti.

En 1956, la Argentina se adhirió oficialmente a la conmemoración, a iniciativa del Colegio Médico de Córdoba, avalada por la Confederación Médica Argentina y oficializada por decreto del gobierno nacional.

Sin embargo, debido a la Pandemia Covid-19, el Día del Médico termina siendo para nuestra sociedad como el Día de la Madre, esto es, en este año 2020, todos los días son el día del médico, pues, guste o no, es en el médico (y por su intermedio en todo el equipo de salud) en quien depositamos todas las esperanzas y todas las responsabilidades cuando llega el momento de enfrentarse a la tan temida enfermedad.

Aun así, ya nadie aplaude a los médicos…

Ya nadie aplaude desde los balcones en agradecimiento a quienes se exponen en el frente de batalla de esta pandemia en la guardias, salas de internación o terapias, o a quienes por medio de un teléfono orientan y contienen a los pacientes Covid leves que están atravesando la enfermedad en sus hogares. Se habla de cantidad de contagiados y de fallecidos, pero no se habla demasiado sobre la cantidad de personal de salud afectado, de sus condiciones de trabajo y de seguridad. Ni mucho menos de los salarios de los médicos. ¿A qué se debe esta desconsideración hacia quienes nos cuidan?

Quizás se deba a que la salud de los médicos es de poco interés hasta para los propios médicos que priorizan la atención del paciente sobre la propia salud y la salud de sus colegas. ¿Por qué habrían de interesarse entonces quienes nos gobiernan?

Tomemos el caso de la Ciudad de Buenos Aires. En el día de hoy, los Médicos Municipales, en lugar de celebrar su día de mejor manera, tuvieron que movilizarse a la sede de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires porque no tienen ni sueldos ni condiciones dignas de trabajo. Por si fuera poco, uno de estos Médicos, el Dr. Alejandro Hakim, falleció en la movilización, reclamando salarios dignos, cuestiones que en el devenir de una pandemia, deberían ser más que obvias, especialmente para quienes nos gobiernan.

Justamente quienes nos gobiernan y que con caras temerosas imploraban desde sus escritorios que los médicos trabajen a destajo, que cambien sus horarios laborales, que se desprendan de los feriados, de las vacaciones y de las licencias de estrés, y que pongan en riesgo su vida y las de sus familias, son los mismos que hoy miraban por la ventana sin inmutarse ante lo evidente, sin dar respuesta a una cuestión tan obvia como la de recomponer un salario debilitado por la inflación, a personal, declarado por el gobierno mismo, esencial.

Pues parece que con los primeros calores de fin de año, el gobierno perdió el miedo y se acabo la tan citada “esencialidad”; los Médicos dejan de ser héroes y vuelven a ser gente molesta vestida de blanco que hacen paros que nunca son paros totales, pues se sabe, que la gente internada, y la que sufre una urgencia, debe ser siempre atendida.

Hoy 3 de diciembre, Día del Médico, resuena una pregunta aún sin respuesta: ¿quién cuida a quienes nos cuidan?

Fernando Sarmiento, Gilberto Guggini, Verónica Vázquez y Alejandra Vázquez*.

Los autores son profesionales de la salud y doctores en salud pública.