«Empezaron a pegarle sin mediar palabra y le gritaban negro de mierda»

 

«No hubo piedad», aseguró ante el tribunal Marcos Acevedo, un taxista que se encontraba en su auto frente al boliche al momento del ataque. Fue el único testigo que miró a la cara a los imputados en un momento de su declaración, y tras la audiencia dijo que «quería que sintieran la mirada de la sociedad», aunque ellos «no miraron».

Marcos Acevedo, un taxista que se encontraba en su auto frente al boliche al momento del ataque, dijo por al declarar en el juicio por el crimen que observó a Fernando Báez Sosa tomando un helado tras ser expulsado del boliche, y que en ese momento vio salir a otro grupo del local, uno de cuyos integrantes estaba «totalmente exhaltado, fuera de sí», y que luego esos jóvenes «cruzan la calle» tras reconocer a la víctima y «van derecho» hacia ella.

En la cuarta jornada del juicio que se desarrolla ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de la ciudad bonaerense de Dolores y que tiene sentados en el banquillo como acusados a ocho rugbiers, Acevedo relató que «empiezan a pegarle sin mediar palabra», y dijo que «no hubo piedad» y que le gritaban «negro de mierda, ahora que estamos afuera por qué no me decís lo que me decías adentro».

Aseguró además que por el impacto que le produjo «la brutalidad del hecho», no volvió a manejar el taxi.

Acevedo fue el único testigo que miró a la cara a los imputados en un momento de su declaración, y tras la audiencia dijo a Télam que «quería que sintieran la mirada de la sociedad», aunque ellos «no miraron».télam