Se cumplen 21 años de la instalación de la Carpa Blanca

El emblema de la lucha docente fue instalado frente al congreso el 2 de abril de 1997, durante el gobierno de Carlos Menem

A partir de la Ley de Transferencias de Servicios Educativos, durante el gobierno de Menem se avanzó en reducciones y ajustes presupuestarios, rebajas salariales, precarización de los puestos de trabajo y un proceso de reconversión laboral librado al mercado.

Fue la CTERA, quien comenzó un conflicto nacional que implementó una modalidad de protesta que hasta el momento no se había practicado en el país: la instalación de la Carpa Blanca frente al Congreso y el inicio del ayuno docente por parte de unos cincuenta maestros, el 2 de abril de 1997, que duró 1003 días.

Según recuerda SUTEBA, gremio que nuclea a los trabajadores docentes de la provincia de Buenos Aires, “entre los reclamos fundamentales se encontraban aquellos que apuntaban a mejoras salariales, una Ley de Financiamiento Educativo, la derogación de la Ley Federal de Educación Paritaria Nacional y contra las políticas de ajuste y precarización instrumentadas durante el gobierno de Carlos Menem. Podemos remarcar los objetivos políticos que fueron parte de esa lucha: Evitar que la reforma del Estado, la precarización laboral y la desocupación afectaran a la educación, ponerle límite al proceso de desfinanciamiento progresivo del Sistema Educativo, que venía profundizándose, disputar ideológicamente el proceso de desacreditación de la Escuela Pública, resistir la privatización del Sistema Educativo y denunciar y combatir los mecanismos de exclusión de las reformas neoliberales que se intentaban introducir en las escuelas”.

Pronto la Carpa instalada en el Congreso Nacional se convirtió en un emblema: por allí pasaron los familiares de José Luis Cabezas y de María Soledad Morales peleando para recuperar la justicia negada por el poder; los familiares de las víctimas de la AMIA y la Embajada de Israel, los padres de Miguel Bru y Sebastián Bordón, muertos por el gatillo fácil y otras nuevas formas de represión contra los jóvenes. Estuvieron las Madres y Abuelas de Plaza de mayo, los jubilados, trabajadores que perdían sus fuentes de trabajo, los religiosos comprometidos socialmente como Marta Pelloni o Carlos Cajade, así como varias personalidades del mundo de la cultura y el espectáculo.

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